Antes de incorporar sal, controla el nivel de sodio actual del agua de la piscina.

El pH es la medida de acidez/alcalinidad del agua de la piscina. Si el pH es demasiado bajo, el agua puede ser corrosiva para los equipos de la piscina. Si el pH es demasiado alto, el cloro es mucho menos efectivo como desinfectante.

La alcalinidad total (AT) es la medida del total de sustancias alcalinas presentes en el agua de la piscina. Los niveles inadecuados de AT pueden dar como resultado la corrosión de las partes de metal de la piscina, manchas en la piscina, irritación ocular, agua turbia y disminución de la eficacia del cloro.

El ácido cianúrico (estabilizador) es muy importante para el rendimiento del sistema de generación de cloro. Es un ácido leve que ayuda a prevenir la descomposición del cloro debido a los rayos ultravioletas del sol.

La rigidez total es la medida de la cantidad total de minerales presentes en el agua de la piscina. Demasiada rigidez por calcio provocará la descamación de la piscina, y una rigidez insuficiente provocará que el agua de la piscina se torne corrosiva.

Los fosfatos son componentes habituales de la mayoría de las fuentes de agua de piscinas y pueden introducirse mediante factores externos (por ejemplo, fertilizantes). Para la mayoría de los propietarios de piscinas, los fosfatos no representan un problema ni para la salud ni para el control del agua de la piscina. Sin embargo, en algunos casos, debido a que los fosfatos son una fuente alimentaria de las algas, podrías tener dificultades para mantener cloro residual en la piscina. Si tienes dificultades para mantener cloro residual, consulta a tu profesional de piscinas local.